💬 ¿POR QUÉ ME CUESTA DECIR LO QUE SIENTO?

 

Cuando las palabras se quedan atrapadas en el pecho

 

Constructos: represión emocional / comunicación afectiva / inhibición del lenguaje / expresión del yo / vínculo primario / trauma relacional / función simbólica

 

 

A todos nos ha pasado alguna vez: sentimos tristeza, enojo, miedo o incluso cariño, pero no podemos ponerlo en palabras. Nos bloqueamos. Cambiamos de tema. Lloramos sin saber por qué. O lo peor: actuamos desde el impulso porque no pudimos decir lo que realmente pasaba por dentro.

 

La dificultad para expresar lo que sentimos no es debilidad ni inmadurez, sino un síntoma psíquico complejo que suele tener raíces profundas.

 

 

🧠 ¿Por qué cuesta tanto decir lo que sentimos?

 

No nacemos sabiendo hablar de emociones. Aprendemos a hacerlo —o a evitarlo— según lo que hemos vivido, especialmente en nuestros vínculos tempranos.

 

 

1.   👶 Aprendimos a silenciar lo que dolía

 

Muchos crecimos con frases como:

• “No llores, no es para tanto.”
• “No te enojes.”
• “Estás exagerando.”
• “Si estás triste, mejor andá a tu cuarto.”

 

Ese tipo de respuestas no enseñan a gestionar emociones, sino a reprimirlas. El mensaje que queda es: “Lo que siento no importa”, “sentir es peligroso”, “mejor no mostrarlo”.

 

 

2.   🧱 Miedo a ser vulnerables

 

Decir lo que sentimos implica exponernos emocionalmente. Mostrar que algo nos duele, nos molesta o nos da miedo es quedar en una posición de aparente fragilidad. Y eso, para muchas personas, activa mecanismos de defensa automáticos como el silencio, la evasión o la ironía.

 

 

3.   🧩 No sabemos lo que sentimos hasta que lo actuamos

 

A veces el problema no es que no podemos decirlo, sino que ni siquiera lo tenemos claro.

 

• ¿Estoy enojado o estoy herido?
• ¿Estoy triste o estoy frustrado?
• ¿Me alejé porque quiero espacio o porque me sentí rechazado?

 

Cuando el lenguaje emocional no está desarrollado, las emociones se actúan antes de poder pensarse.

 

🛠️ ¿Qué hacer si no puedo expresar lo que siento?

 

No se trata de obligarse a hablar. Se trata de construir un puente interno entre lo que vivo y lo que puedo simbolizar. Aquí van algunas claves para empezar ese camino:

 

1.   ✍️ Escribir lo que no podés decir

 

A veces, escribir es más seguro que hablar. Podés usar frases como:

• “No sé cómo decirte que…”
• “Tengo miedo de que…”
• “Siento esto, aunque me incomoda decirlo…”

El papel no juzga. Y escribir es un ensayo de nombrar.

 

 

2.   🎭 Observar tus actos como lenguaje emocional

 

Preguntate:

• ¿Qué hago cuando me enojo y no lo digo?
• ¿Cómo actúo cuando estoy triste y no lo muestro?
• ¿Qué mensaje doy cuando me alejo sin explicar?

 

👉 Nuestras acciones muchas veces dicen lo que no pudimos verbalizar. Entender eso es empezar a traducirse.

 

 

3.   💬 Practicar microexpresiones afectivas

 

No hace falta hacer una gran confesión. Podés empezar con:

• “Me incomodó eso.”
• “No sé bien qué siento, pero algo se movió.”
• “Quiero hablar de algo, aunque no sé por dónde empezar.”

 

Lo importante no es decirlo perfecto, sino decirlo presente.

 

 

4.   👥 En terapia, trabajar el vínculo con la palabra

 

Un buen proceso terapéutico no te obliga a hablar, sino que te ofrece un espacio para explorar cómo y por qué te cuesta hacerlo. Allí, la palabra se vuelve un puente y no una carga.

 

💡 Muchas veces, cuando se logra decir por primera vez algo que estuvo reprimido por años, se produce un alivio emocional real.

 

 

🧩 Reflexión final

 

Callar lo que sentimos nos protege… pero también nos aleja de quienes somos y de quienes podrían entendernos.

 

Aprender a nombrar lo interno no se logra de un día para otro. Es un proceso. Y como todo proceso psíquico, se puede acompañar, facilitar y cuidar.

 

No se trata de hablar por hablar. Se trata de darle forma simbólica a lo que vive en nuestro interior.

 

 

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